A muchos les gusta ver flores en 3D en una App del móvil para relajarse, o escuchar música lo-fi, clásica o simplemente música que le guste. A mí me gusta caminar y observar. Simples detalles como un buzón, como una escalera, un modelo de coche determinado (Los JDM – japanese domestic market de los años 80 y 90 por ejemplo, me encantan), una calle apenas iluminada por una máquina expendedora de refrescos… por alguna razón son estas cosas las que luego quedan en mis recuerdos. Soy una persona muy nostálgica, y precisamente para no perder esos recuerdos y poder rememorarlos cuando quiera es la razón por la que grabo mis paseos.
Hace muchos años que camino muchos kilómetros simplemente porque me relaja. Tengo una mente que siempre está pensando en algo, en lo siguiente a hacer, en planes, deseos, preocupaciones… es mucho ruido. Cuando me pongo a pasear sabiendo que será por unas cuantas horas, sé que durante ese tiempo puedo desconectar de todo y simplemente observar a mi alrededor, escuchar los sonidos de un barrio, de la gente, de un tren que pasa. Durante ese tiempo, no tengo que pensar qué haré. Es una de las pocas maneras en las que consigo desconectar de todo, y concentrarme en mí mismo, en el lugar en el que estoy… en el ahora, y no en el después, o en lo que ha pasado antes. Es por esta razón que pasear me relaja, y cuando veo los vídeos, aunque no sea lo mismo, me transporta en el tiempo a ese momento, víctima de mi nostalgia. La diferencia es que ahora grabo mis vídeos, y me arrepiento de no haber empezado antes, porque apenas tengo esos paseos de, por ejemplo, el año 2003 cuando estaba estudiando japonés en Okazaki. Tengo alguno de esos vídeos pero no son publicables por varias razones.
Sé que a muchos les pareceré un bicho raro haciendo estas cosas, pero la verdad es que hace muchos años que dejó de importarme lo que piensan los demás porque en general siempre he sido una persona con ideas que se podrían considerar de bombero a los ojos de otros. Nunca he tenido una forma de pensar muy… ortodoxa, por decirlo de manera holística. En mi adolescencia especialmente no sabía bien cómo manejar la situación, hasta que por fin conseguí que me diera igual y empecé a comprender que me da por cosas a las que a la mayoría de personas no les da. Estas son las cosas en las que pienso cuando paseo, y la razón por la que al volver a casa tras una tarde con amigos en Shibuya decido sacar la cámara, poner los micrófonos cardioides en mis oidos, darle al botón de grabar en la grabadora de audio portátil y ponerme a caminar sin más, varios kilómetros, para ver con mis propios ojos lo que hay entre ese barrio y Nishi-Shinjuku. Esto es lo que puedes ver en este vídeo, en donde salgo desde cerca del relativamente nuevo parque elevado de Miyashita hasta el lado Oeste de Shinjuku, cerca de la media noche, cuando calles que habitualmente están llenas de gente como Takeshita en Harajuku, se quedan completamente vacías y sólo los reflejos de unos cuantos neones y carteles iluminan las aceras. Dale al play, y si puedes, tómatelo con calma porque es un paseo de más de una hora.